lunes, 28 de junio de 2010

CONFLICTOS Y RELACIONES INTERPERSONALES

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y ACTITUDES EN LOS CONFLICTOS

Las relaciones interpersonales forman parte de la vida cotidiana. Llevarse bien con los demás nunca es fácil; en otros casos las relaciones son afortunadas; las personas se llevan bien entre sí y

no complican sus interacciones, dejando pasar lo molesto o restando importancia a la incomodidad generada por el desacuerdo, la incomprensión, la crítica o la intolerancia. Esto no quiere decir que se deban omitir el debate, el diálogo y la conciliación para mejorar el clima en las relaciones interpersonales, pero la verdad es que los conflictos forman parte de cada día; por diferencias en la personalidad y el carácter; por gustos, intereses y preferencias disímiles; por actuaciones inadecuadas entre las personas; por falta de madurez personal…los conflictos nos asaltan por todas partes.

Llevarse adecuadamente con otros, entonces, se nos vuelve un

reto cotidiano, pues podemos estar lidiando, trabajando, interactuando, con personas oposicionistas, intimidadoras, intolerantes, agresivas, arrogantes, amargadas, entre muchas más categorías que indican un carácter inmaduro o afectado en alguna forma.

Se vuelve la cotidianidad un blanco de contienda y diferencias que hacen de la rutina algo imposible e incómoda de vivir. Por supuesto que el cambio personal no es un proceso fácil; requiere decisión, conciencia, trabajo constante, formación y crecimiento espiritual, para mantener consistencias en los logros obtenidos y de este modo sean perdurables en el tiempo y su manifestación en los demás.

En realidad, una adecuada y valiosa estabilidad emocional presupone la evitación de conflictos innecesarios; lo cual no sucede cuando uno hace de la situación algo conflictivo e insoportable, por la propia forma sesgada de percibir las cosas y asumir los comportamientos de los demás.

Es claro que es inevitable una vida carente de conflictos; es casi imposible que los problemas no nos toquen en algún momento de la vida. Lo que sí es imprescindible es la actitud y respuesta que brindamos a todo lo que se puede transformar en un conflicto o problema en la existencia.

Al evitar la influencia negativa de los conflictos, y asumir una actitud más flexible de las relaciones interpersonales, experimentará:

- Compresión, amor y empatía por la forma de ser de otras personas, reconociendo sus falencias y aciertos.

- Tranquilidad al saber que existen relaciones muy agradables y respetuosas, y relaciones conflictivas que requieren cierta intervención laboral o terapéutica.

- Conciencia de no desear ser tropiezo o causa de sufrimiento para otros, sino un facilitador de las buenas relaciones interpersonales.

- Cuidado de su paz interior, sabiendo que existen personas que gustan de incomodar a otros, al no resolver sus propios problemas personales.

Actividad

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL CRECIMIENTO PERSONAL

a. ¿Cómo considera usted que maneja los conflictos interpersonales que se le presentan?

b. ¿Es usted una persona conflictiva?

c. ¿Qué conflictos enfrenta usted en la actualidad, cómo afectan a otros?

d. ¿Conoce usted personas conflictivas? ¿Cómo interpreta usted el hecho de que algunos salgan de un conflicto y entren en otro?

“Alguna gente puede opinar que algo de conflicto resulta sano de vez en cuando; que un intercambio franco de puntos de vista puede incrementar la comunicación y la comprensión de distintas perspectivas o que puede ser un catalizador para el cambio. Pero cuando el conflicto se vuelve un hábito o se crea o busca de manera constante y perjudica los objetivos y convierte en tóxico el ambiente laboral, eso se llama intimidación.”

Ficha Nº01

Negociar para crecer

La negociacion es un proceso en el cual dos o más partes de un conflicto se reúnen a dialogar con el objetivo de llegar a acuerdos sastifactorios para todos los implicados. Los conflictos más comunes entre los padres y adolescentes se generan por los horarios, permisos , o por los amigos y amigas. Muchas veces los padres se niegan a los pedidos del hijo o hija por temor a que les suceda algo malo. A su vez, los adolescente suelen sentirse invulnerables, y por ello suelen tomar decisiones que ponen en riesgo su salud y su integridad. Aprender a negociar en estas situaciones de conflicto mejorará las relaciones entre ambos: La negociación entre padres e hijos ayudará a encontrar un equilibrio entre la independencia y la dependencia en sus relaciones.

ACTIVIDAD:

· Explica por qué es importante la negociación de conflictos en tu familia.


Relaciones interpersonales
A pesar de que todas las personas nos relacionamos y nos comunicamos diariamente, no siempre nos detenemos a reflexionar sobre la importancia de ello ni acerca de los problemas que se pueden presentar al respecto.
Todas las personas establecemos numerosas relaciones a lo largo de nuestra vida, como las que se dan con nuestros padres, nuestros hijos, con amistades o con compañeros de trabajo y estudio.
A través de ellas intercambiamos formas de
ver la vida; también compartimos necesidades,
intereses y afectos.
A estas relaciones se les conoce como: RELACIONES INTERPERSONALES.
Las relaciones interpersonales son una oportunidad para acercarnos a otras experiencias y valores, así como para ampliar nuestros conocimientos.
Lo que resulta increíble es que día a día podamos relacionarnos con tantas personas considerando que, como dice el refrán: “cada cabeza es un mundo”, con sus propias experiencias, sentimientos, valores, conocimientos y formas de vida.

¿Cómo nos relacionamos?

Cuándo nos relacionamos con los demás
esperamos reciprocidad, esto quiere decir que
deseamos dar; pero también recibir, escuchar y
ser escuchados, comprender y ser comprendidos.
Si nos miramos con honestidad, podremos
reconocer lo que nos disgusta de nosotros; como
sentir rencor, enojo, envidia, e incluso, ser
agresivos e irrespetuosos al relacionarnos con
otras personas.
La aceptación y el reconocimiento de nosotros
mismos, nos puede ayudar a superar estas
actitudes negativas y mejorar la relación con otras
personas, es decir, la aceptación de los demás con
sus cualidades y defectos, y a que surja la
confianza en nosotros mismos y en los demás.
En ocasiones llegamos a pensar que si nos
relacionamos con gritos y golpes, lograremos
que nos vean con estimación y autoridad.
¡GRAN EQUIVOCACIÓN!, si nos queremos y
respetamos a nosotros mismos no podemos
permitir relaciones basadas en la violencia.
Nuestras creencias son la parte
fundamental de nuestra vida. Nuestros
pensamientos son órdenes que serán
obedecidas y las veremos reflejadas en
nuestra vida como experiencias.
Si piensas en miedo, en carencias, en
desamor y fracaso, actuarás como un
imán para ello, atrayéndolo de manera
natural, instantánea, convirtiéndose en tu
realidad inmediata.

ACTIVIDAD

En tu cuaderno responde:
  • ¿Cómo definirías a las relaciones interpersonales?
  • Es fácil para ti ¿relacionarte con los demás? ¿por qué?
  • ¿Qué capacidades, actitudes y valores sueles poner en práctica en tus relaciones interpersonales y cuáles crees que aún te faltan desarrollar?

domingo, 6 de junio de 2010

Fundamentos de la Vida en Sociedad


Los valores y actitudes que fundamentan la vida en sociedad

Para vivir en sociedad es necesario respetar las normas de convivencia que nos permiten construir un universo compartido con las personas que nos rodean. Esas normas se construyen desde una cultura compartida y varían de unos lugares a otros dependiendo de los valores de cada comunidad. Vamos a reflexionar sobre ello.

Muchas de las normas morales que seguimos en nuestra vida cotidiana están basadas en valores que tienen importancia para nosotros. Algunos filósofos y pedagogos, como Fernando González Lucini o Adela Cortina, que han analizado el tema de las normas, la ética y la educación en valores, nos dicen que las actitudes que tomamos responden a unas normas de conducta que decidimos seguir y que están guiadas por nuestros valores.
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Los valores y las normas
El término ‘valor’ se refiere a cualidades que poseen ciertos objetos o determinadas acciones, gracias a las cuales son consideradas preferibles o más acordes con nuestros principios morales.
Los valores suelen ser socialmente compartidos, aunque también pueden ser individuales y una persona puede valorar positivamente cosas que para sus conciudadanos carezcan de valor.


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Ser solidario o egoista, defender la igualdad o discriminar a otras personas, ser tolerante o intolerante, respetar a los demás… puede determinar las normas de conducta que seguimos en situaciones sociales. Por eso, la conducta moral depende de los valores de los que partimos, de tal forma que valores y normas están estrechamente relacionados.

La sociedad trata de implantar en las personas valores comunes, y el hecho de compartirlos es beneficioso para la convivencia del grupo. Por eso, los valores no sólo determinan las normas morales que rigen nuestro comportamiento, sino que las normas jurídicas que predominan en una sociedad también están influidas por los valores dominantes en esa cultura.

Por eso, distintos grupos sociales pueden diferir en sus valores, y en distintas sociedades o distintas culturas, las normas pueden ser muy diferentes
Actividad
  • ¿ Cómo definirias a tu sociedad?
  • ¿ Crees que las normas y valores son importantes para desarrollar una vida en sociedad armónica?
  • ¿ De qué manera ha influenciado en ti la saciedad, en cuanto a la formación de tu personalidad?




EL SER HUMANO EN EL CONTEXTO SOCIAL


Nuestra existencia no sólo se desenvuelve dentro del hogar. Pronto empezamos a tratar con amigos de la casa, vecinos, maestros, compañeros de escuela. Y cuando pasamos de niños a hombres, con jefes, compañeros de trabajo, subordinados, colegas. De modo que nuestra existencia transcurre en compañía de un grupo de hombres, entre la gente.

Esta gente puede estar repartida en muchos lugares, y hasta puede ser que unos grupos no conozcan a los otros. Pero todos ellos se juntan en nuestra persona, por el hecho de que nosotros tratamos con unos y otros. Así las personas con quienes trabajo durante la semana no conocen a las personas que encuentro en el paseo de los domingos.

Pero unos y otros son mi compañía humana. Hay también personas a quienes sólo encuentro de paso, en la calle, una vez en la vida. También les debo el respeto social. Esta compañía humana es mi sociedad. Mi sociedad no es más que una parte de la sociedad humana total. Esta sociedad total es el conjunto de todos los hombres. Y aunque todos los hombres nunca se juntan es un sitio, todos se parecen lo bastante para que pueda hablarse de ello como un conjunto de miembros semejantes entre sí y diferentes de los demás grupos de seres vivos que habitan la tierra.

Pues bien: en torno al círculo del respeto familiar se extiende del círculo del respeto a mi sociedad. Y lo que se dice de mi sociedad puede decirse del círculo más vasto de la sociedad humana en general. Mi respeto a la sociedad , y el de cada uno de sus miembros para los demás, es lo que hace posible la convivencia de los seres humanos.

El problema de la política es lograr que esta convivencia sea lo más justa y feliz, tanto dentro de cada agrupamiento y de cada nación como entre unas y otras naciones. Las naciones, en su conducta de unas para con las otras, pueden imaginarse como unas personas más amplias que las humanas, pero que debieran gobernarse conforme a iguales principios de bien y de justicia.

La subsistencia de la sociedad es indispensable a la subsistencia de cada ser humano y de la especie humana en general. Los respetos sociales son de varias categorías, según sean más o menos indispensables a la subsistencia de la sociedad. Se procura, pues, impedir las violaciones contra esos respetos; y si las violaciones ya han acontecido se las castigan para que nos se repitan. Esto establece, frente al sistema de respeto, un sistema de sanciones para en caso de violación. Y sólo así se logra la confianza en los respetos, sin la cual la sociedad sería imposible.

El primer grado o categoría del respeto social nos obliga a la urbanidad y a la cortesía. Nos pide también el compañerismo, la solidaridad con nuestro grupo y aún el altruismo. Nos aconseja sujetar dentro de nosotros los impulsos hacia la grosería; el evitar los abusos contra los más débiles; el no usar del tono violento y amenazador sino en último extremo; el recordar que hay igual o mayor valentía en dominarse a sí mismo que en asustar o agraviar al prójimo; el desconfiar siempre de nuestro movimientos de cólera, dando tiempo a que se remansen las aguas.

La sanción contra la violación de este respeto se entrega a la opinión pública. Se manifiesta en la desestimación que rodea a la gente grosera, egoísta y abusiva. Pero el cortés y urbano recibe una compensación inmediata y de carácter doble; dentro de sí mismo, cumple la voluntad moral de superación, encaminándose de la bestia al hombre; fuera de sí mismo, acaba por hacerse abrir todas las puertas.

La buena disposición para con el prójimo es un sentimiento relacionado con los anteriores. Un mexicano-educado en las buenas tradiciones de nuestra cortesía - solía decir siempre:

-Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano puede ser, mañana, la que me ofrezca agua en mitad del desierto.